-Espero morir como he vivido, respetándome a mí mismo como
condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe
ser otro y no esta cosa infame.
-Las miserias del mundo están ahi, y sólo hay dos modos de
reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto
encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo -y es cierto-,
o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos
como si así lo fuera.
-Siempre tendremos que morir por algo, pero ya se ha perdido
la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos
han sido capaces de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la
que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los
tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios.
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