*El mejor consejo que le puedo ofrecer a aquellos que se
dirijan al mundo del cine es que no esperen que el sistema financie sus
proyectos y que otros decidan su destino. Si no puedes costear una película de
1 millón de dólares, reúne $10,000 y prodúcela tú mismo. Es todo lo que se
necesita para hacer un largometraje en estos días. Aléjate de los trabajos
inútiles, secretariales y accesorios de las compañías de producción fílmica. En
lugar de eso, en tanto tu cuerpo te lo permita, dirígete a donde está el mundo
real. Arremángate y trabaja como saca borrachos en un prostíbulo o como guardia
en un asilo de locos o como operador de maquinaria en un rastro. Maneja un taxi
por 6 meses y tendrás suficiente dinero para hacer una película.
Muévete a pie, aprende idiomas y un oficio o negocio que no
tenga nada que ver con el cine. Las películas —como la gran literatura— deben
tener experiencia de vida como base. Lee a Conrad o a Hemingway y te podrás dar
una idea de cómo es el mundo real en esos libros. Mucho de lo que ves en mis
películas no es invención; se trata de la vida misma, mi propia vida. Si tienes
una imagen en tu cabeza, aférrate a ella porque —por remota que pudiera
parecer— en algún punto podrías utilizarla en una película. Siempre he deseado
transformar mis propias experiencias y fantasías en películas.
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