jueves, 11 de julio de 2019

Reflexiones e Ideas - Sobre el amor - Simone Weil (1909-1943)


El amor es un indicio de nuestra miseria. Dios no puede sino amarse a sí mismo. Nosotros no podemos sino amar algo distinto de nosotros.
El amor tiende a llegar cada vez más lejos. Pero tiene un límite. Cuando ese límite se sobrepasa, el amor se vuelve odio. Para evitar ese cambio, el amor debe hacerse diferente.
El amor tiene necesidad de realidad. ¿Hay algo más tremendo que descubrir un día que se ama a un ser imaginario a través de una apariencia corporal? Es mucho más tremendo que la muerte, porque la muerte no impide al amado haberlo sido.
Ese es el castigo consistente en haber alimentado al amor con la imaginación.
Todo cuanto es vil y mediocre en nosotros se rebela contra la pureza y tiene necesidad de mancillar esa pureza para salvar su vida.
Mancillar es modificar, es tocar. Lo bello es lo que no cabe querer cambiar. Dominar es manchar. Poseer es manchar.
Amar puramente es consentir en la distancia, es adorar la distancia entre uno y lo que se ama.

¿Cómo se distingue lo imaginario de lo real en el ámbito espiritual? Hay que preferir el infierno real al paraíso imaginario.
Es un error desear ser comprendido antes de explicarse uno ante sí mismo.
No dejes encarcelarte por ningún afecto. Preserva tu soledad. Si alguna vez ocurre que se te ofrezca un afecto verdadero, aquél día no habrá oposición entre la soledad interior y la amistad, sino al contrario. Precisamente lo reconocerás por ese indicio infalible.

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