lunes, 29 de octubre de 2018

Una prisión muy particular (Cuento tibetano)

Había un hombre que había sido encarcelado. Una de sus únicas actividades diarias era asomarse a través de un ventanuco enrejado que había en su celda para mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, se pasaba horas allí. Y cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido, e incluso intrigado. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso:
-¿De qué te ríes a cada rato, día tras día? ¿Qué es lo que ves por tu ventanuco?
Y el preso contestó:
-¿Cómo me haces esa pregunta? ¿Estás ciego? Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?

No hay comentarios: