-No se puede llamar valiente a quien no siente miedo. El
impávido, el que no percibe el peligro, es un loco o un insensible. Las
personalidades psicopáticas raramente sienten temor. El valor es la ciencia de
lo que se debe temer y de lo que no se debe temer. Lo peculiar de la valentía
es sobreponerse a una dificultad. Sólo es valiente el que mira el peligro cara
a cara, con miedo, pero sin retroceder.
-En nuestra sociedad tenemos sexo a todas horas, en todas
las edades y en todos los escaparates. La sexualidad exige formarse y educarse
y siempre desde el afecto, y este tipo de relación se muestra bien poco. Se ha
liberalizado mucho el sexo y tenemos poca sexualidad. Hay mucho sexo y poca
sexualidad en la sociedad. Esto para los terapeutas sexuales, aunque parezca
egoísta, es una bendición porque las consultas están abarrotadas.
-Los hombres feministas se plantean que el futuro de la
sociedad será fruto de una revolución no violenta (ninguna revolución social triunfará si no es
feminista), para la que se necesita la unión de hombres y mujeres que trabajen
en la misma dirección.
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