Como reacción ante la
obsesión social por el lujo y la abundancia, muchos se abocan a obras
filantrópicas. Sin embargo, incluso la caridad puede no ser desinteresada;
muchas veces no es sino la versión ennoblecida del egocentrismo. A menudo es el
medio del débil para alcanzar sus fines egoístas, una tentativa de encubrir
disimuladamente el amor por uno mismo. Numerosos son los seres caritativos que
tienden una mano con el único fin de satisfacerse ellos mismos.
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