Una de las paradojas más inevitables es que en la batalla, el vencedor, para vencer, necesita que el vencido le ayude. Es una abstracción hablar de la fuerza de un ejército. La fuerza de un ejército depende de la del otro, y uno de sus ingredientes es la debilidad del enemigo. Cabe decir que la mitad de nuestro ser radica en lo que sean los demás y no se debiera olvidar que nuestro perfil depende en buena parte del hueco que los demás nos dejen.
En rigor, todo perfil es doble y la línea que lo dibuja es más bien sólo la frontera entre ambos. Si de la línea miramos hacia dentro de la figura vemos una forma cerrada en sí misma, a la que podemos llamar un dintorno. Si de la línea miramos hacia fuera vemos un hueco limitado por el espacio infinito en derredor. A esto podemos llamar el contorno.
Sin contorno no habría dintorno y por esta razón no puede definirse claramente un fenómeno histórico si después de decir lo que él es no añadimos lo que es su ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario