¿Cuántas veces he cambiado de dueño? Creo que han sido doce.
No puedo recordarlo bien, pero cada vez he ido a peor y cada vez he tenido un
amo más miserable. Todos han sido crueles, todos me han hecho trabajar día y
noche sin descanso en humillantes trabajos y me han golpeado salvajemente, me
han alimentado mal y a veces, incluso, ni siquiera me han dado nada. Por eso
ahora estoy en los huesos, todo pellejo; mi piel está aspera y desaliñada y
cubre mi cuerpo con llagas, esta piel aspera y dura un día fue suave y hermosa,
y a mi ama le encantaba acariciarla con su mano.
Yo era el orgullo de las montañas y de las Grandes Llanuras,
ahora soy un espantapájaros al que todos desprecian.
Estos restos lastimosos que son mis compañeros aquí me dicen
que hemos tocado fondo, que ésta es la última humillación; dicen que cuando un
caballo ni siquiera vale la hierba que come, se tira a la basura, le venden a
la plaza de toros por una copa de brandy para entretener a las personas y morir
para su diversión.
*Extracto
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