domingo, 4 de noviembre de 2018

Cuentos cortos - Los viejecitos de la cueva (Cuento popular español)

Iban unos caminantes por un camino cuando se echó a llover cada vez más fuerte; apretaron el paso y avistaron una cueva en un monte cercano. Allí se encontraron un viejecito muy viejecito, con la barba muy blanca y larga, que daba lástima verle, porque el pobrecito estaba llorando.
-¿Por qué llora usted? -le dijeron-. ¿Tiene usted frío?
-No, señor.
-¿Tiene usted hambre?
-No, señor.
-¿Está usted enfermo?
-No, señor.
-Pues, ¿qué le pasa a usted, entonces?
-¿Qué me ha de pa... pasar? ¡Que me ha “pe... gao”... mi pa... padre!
-¡Pero, hombre! ¿Y tiene usted padre todavía?
-Sí, señor.
-¿Y por qué le ha pegado a usted?
-Por “ná”. Po... porque ha querido.
-¿Y dónde está su padre de usted?
-Allá adentro.
-¿Se puede entrar a verle?
-Sí, señor; pa... pasen ustedes.
Pues, señor, entran en una galería de aquella cueva y llegan a una salita, donde estaba el padre del llorón. Tenía toda la cara del mismo color de la tierra; ya no tenía dientes, colmillos ni muelas en su boca; la barbilla se le juntaba con la nariz; en fin, que solo viéndolo no se podía creer que hubiera en el mundo un viejecito tan viejecito como el viejecito que estaban viendo.
Le saludaron y le dijeron que su hijo estaba llorando a lágrima viva a la entrada de la cueva.
-¡Está ahí por malo!...-exclamó
-Pero, hombre de Dios, ¿qué malo ha de ser a su edad, si ya habrá cumplido los cien?
-Hace años que los cumplió, ya; pero se porta muy mal y eso se lo he de quitar yo a garrotazos.
-Pero,¿tan malo es? ¿se puede saber lo que ha hecho?
-¡Perderle el respeto a su abuelo!

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