Soñamos con una biblioteca de literatura creada por todos y que no pertenece a nadie, una biblioteca inmortal que, misteriosamente, conferirá orden al universo, y, sin embargo, sabemos que toda elección ordenada, toda esfera catalogada de la imaginación establece una jerarquía tiránica de exclusión. Toda biblioteca es excluyente, ya que la selección que supone su contenido, por vasta que sea, deja fuera de sus muros innumerables estantes de escritos que, ya sea por motivos de gusto, conocimiento, espacio o tiempo, no han sido incluidos en ella. Cada biblioteca evoca su propia sombra; cada ordenación crea, en su estela, una biblioteca fantasmal hecha de ausencias.
*Extracto de "La biblioteca de noche" de Alberto Manguel
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