Somos más como ondas que como “cosas” estáticas, materiales y permanentes. Un ejemplo: Pensemos en una experiencia de nuestra niñez, algo que recordemos con claridad, algo que casi podamos ver, sentir, incluso oler, como si realmente estuviéramos allí. Después de todo, estuvimos allí en algún momento ¿no? ¿De qué otra forma lo habríamos recordado si no?. Pero he aquí la sorpresa “no estuvimos allí”. Ni un solo átomo que está hoy en nuestro cuerpo, ni uno, estuvo allí cuando ese evento se produjo.
La materia fluye de un lugar a otro y momentáneamente se reúne para ser tú. Lo que sea que eres, por tanto, no eres la materia de la que estás hecho.
Si esto no te eriza el cabello, léelo de nuevo hasta que lo haga, porque es importante.
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