Un estudiante, mientras meditaba
en su habitación, creía ver a una araña descendiendo en frente de él. Cada día
la criatura amenazadora volvía, creciendo más y más cada vez.
Tan asustado estaba el estudiante,
que fue donde su maestro a contarle su dilema.
Le dijo que planeaba colocar un
cuchillo en su regazo durante la meditación, así cuando apareciera la araña la
mataría.
El maestro le aconsejó en contra
de este plan. En su lugar, le sugirió que llevara un pedazo de tiza a la
meditación, y que cuando apareciera la araña, marcara una X en el vientre de la
araña y que luego le contara.
El estudiante volvió a su meditación. Cuando apareció la araña otra vez, se opuso al impulso de atacarla, e hizo lo qué el maestro sugirió.
El estudiante volvió a su meditación. Cuando apareció la araña otra vez, se opuso al impulso de atacarla, e hizo lo qué el maestro sugirió.
Cuando más tarde fue a contarle al
maestro como le había ido, el profesor le dijo que se levantara la camisa y
mirara su propio vientre.
Ahí estaba la X.
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