Una vez un hombre vio a un hermoso zorro inválido y se
preguntó cómo haría para estar tan bien alimentado. Decidió pues seguirlo y
descubrió que se había instalado en un lugar donde solía ir un gran león a devorar
a sus presas.
Cuando el león terminaba de comer, se alejaba y entonces el
zorro iba y se alimentaba a placer. El hombre se dijo:
-Yo también quiero que el destino
me ofrezca de igual manera.
Se marchó a un pueblo y se sentó en una calle cualquiera a
esperar. Pasó el tiempo y no sucedió nada, excepto que cada vez estaba más
hambriento y débil.
Entonces, en su debido momento, escuchó una voz interior que
le dijo:
-¿Por qué quieres ser como un
zorro que busca la manera de beneficiarse de otros? ¿Por qué no ser como un
león para que otros se beneficien de ti?
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