*La
felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz.
*La
belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.
*Yo no dedico gran afán a la
posesión; me separo fácilmente de las cosas y las doy con facilidad. Pero ahora
me abruma un afán por querer retener, sobre el cual a veces debo sonreír. En el
jardín, sobre la terraza, junto a la torrecilla bajo la veleta, me siento día
tras día y permanezco quieto durante horas, y de pronto me lleno de actividad y
con lápiz y pluma, con pincel y pinturas, trato de reproducir esto y aquello de
la floreciente y efímera riqueza que hay. Dibujo con esfuerzo las sombras de la
mañana en la escalera del jardín y las revueltas de las gruesas serpientes de
glicinias, y trato de reproducir los lejanos y vidriosos colores de las
montañas al atardecer, que son tan delgadas como un hálito y tan radiantes como
joyas. Después vuelvo a casa cansado, muy cansado, y cuando por la noche coloco
mis hojas en la carpeta, casi me entristezco al ver lo poco que pude anotar y
conservar de todo ello.
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