El concepto de «Dios» fue inventado como antítesis de la
vida: concentra en sí, en espantosa unidad, todo lo nocivo, venenoso y
difamador, todo el odio contra la vida. El concepto de «más allá», de «mundo
verdadero», fue inventado con el fin de desvalorizar el único mundo que existe,
para no dejar a nuestra realidad terrenal ninguna meta, ninguna razón, ningún quehacer.
El concepto de «alma», de «espíritu», y, en fin, incluso de «alma inmortal»,
fue inventado para despreciar el cuerpo, enfermarlo —volverlo «santo»—, para
contraponer una espantosa despreocupación a todo lo que merece seriedad en la
vida, a las cuestiones de la alimentación, vivienda, régimen intelectual,
asistencia a los enfermos, limpieza, clima. En lugar de la salud, la «salvación
del alma», es decir, una. folie circulaire [locura circular] que abarca
desde las convulsiones de penitencia hasta las histerias de redención. El
concepto de «pecado» fue inventado al mismo tiempo que su correspondiente
instrumento de tortura, el concepto de «libre albedrío», para obnubilar los instintos, con el propósito de
convertir en una segunda naturaleza la desconfianza con respecto a ellos.
*De Ecce homo, «Por qué soy un destino»
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