—No me digas que el cuento
del Diluvio no es una belleza.
Saulo entrecerró los ojos y
midió al judío. Demoró bastante en hablar, pero cuando lo hizo, sus palabras
tuvieron el filo de una sica. —La historia que estoy escribiendo es mucho más
que bella, es sublime. Será recordada eternamente.
Esdras silbó por lo bajo,
burlón. —¿Me dirás el secreto?
—El secreto es el personaje,
Esdras; hay que saber construir el personaje.
*Extraído de la página
Web http://www.sindioses.org
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