El valor de una enseñanza
únicamente depende de la calidad del aprendiz. Bajo la cascada de una fuente,
¿quién sacará provecho más rápidamente, una tinaja de doscientos litros o una
botella de un solo litro? No depende sólo de la capacidad, sino
fundamentalmente de la apertura o receptividad.
Todas las criaturas están
bajo la cascada: unas, luciendo una hermosa etiqueta, permanecen cerradas;
otras han sido destapadas, pero ya estaban llenas de licores impuros y el
“agua” resbala tan sólo por sus paredes exteriores. Algunas otras, con el
tiempo, han dejado penetrar un poco de agua que, al contacto con el líquido
impuro, se ha desnaturalizado. Finalmente, hay quienes supieron vaciarse para
abrirse luego al manantial del agua de la vida y en ese remanso de quietud
encontraron la paz muchas otras criaturas que habían sido arrastradas por la
corriente.
De “Diálogos con la encina”
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