He
tenido cinco perros. No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan
conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y
húmeda. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente.
No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la
seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra...
*Extraído
del libro: “Perros e hijos de perra”
(2014)
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