Pleiteaban dos labradores
castellanos ante el Tribunal un caso de bastante importancia. Uno de ellos, que
tenía el pleito poco menos que perdido, visitó a su abogado quien le comunicó
las impresiones más pesimistas.
-¿Y si le hiciera un regalo al presidente de la Audiencia? -preguntó el cliente.
-No diga usted disparates. El señor presidente le metería a usted en la cárcel si lo intenta.
Pasaron varios días, y el pleito fue fallado en favor de aquel que lo tenía más negro.
-¿Lo ve usted? -le decía a su abogado- Gracias al regalo que le hice al presidente.
-Eso no es posible. No lo creo.
-Pero ¿no se ha enterado?
-¿Qué?
-Que le envié un buen regalo...,pero con la tarjeta de mi contrario. Creo que le van a procesar, después de devolverle el regalo...
-¿Y si le hiciera un regalo al presidente de la Audiencia? -preguntó el cliente.
-No diga usted disparates. El señor presidente le metería a usted en la cárcel si lo intenta.
Pasaron varios días, y el pleito fue fallado en favor de aquel que lo tenía más negro.
-¿Lo ve usted? -le decía a su abogado- Gracias al regalo que le hice al presidente.
-Eso no es posible. No lo creo.
-Pero ¿no se ha enterado?
-¿Qué?
-Que le envié un buen regalo...,pero con la tarjeta de mi contrario. Creo que le van a procesar, después de devolverle el regalo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario