Las palabras qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán,
cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde son tónicas y
se escriben con tilde diacrítica cuando tienen sentido interrogativo o
exclamativo. Estas palabras, por sí solas o precedidas de alguna preposición,
introducen oraciones interrogativas o exclamativas directas:
¿Qué ha
dicho?
¿De quién es
esto?
¡Con qué seriedad
trabaja!
¿Con cuál se
queda usted?
¡Cómo ha crecido
este niño!
¡Cuán bello es
este paisaje!
¿Cuántos han
venido?
¿Hasta cuándo os
quedáis?
¿Adónde quieres
ir?
También introducen oraciones interrogativas o exclamativas
indirectas, integradas en otros enunciados:
Ya verás qué bien
lo pasamos.
Le explicó cuáles eran
sus razones.
No sé quién va
a venir.
No te imaginas cómo ha
cambiado todo.
La nota indica cuándo tienen
que volver.
Voy a preguntar por dónde se
va al castillo.
Además, pueden funcionar
como sustantivos:
En este trabajo lo importante
no es el qué, sino el cuánto.
Ahora queda decidir el cómo y
el cuándo de la intervención.
Sin embargo, cuando estas mismas palabras funcionan como
adverbios o pronombres relativos o, en el caso de algunas de ellas, también
como conjunciones, son átonas (salvo el relativo cual, que es
tónico cuando va precedido de artículo) y se escriben sin tilde:
El jefe, que no
sabía nada, no supo reaccionar.
Esta es la razón por la cual no
pienso participar.
Ha visto a quien tú
sabes.
Cuando llegue
ella, empezamos.
¿Estás buscando un lugar donde dormir?
No dijo que estuviese
en paro.
¡Que aproveche!
Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso,
son normalmente átonos y se escriben sin tilde, hay casos en que pueden
pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se
da cuando los relativos introducen subordinadas relativas sin antecedente
expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y tenga carácter
inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie,
nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin antecedente
depende de verbos como haber, tener, buscar, encontrar, necesitar, etc.,
que admiten complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos
es aceptable escribir el relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación
tónica, como sin ella, representando la pronunciación átona.
El problema es que no
hay con qué/que alimentar a tanta gente.
Ya ha encontrado quién/quien le
quiera y no necesita nada más.
Buscó dónde/donde sentarse,
pero no había asientos libres.
No tenía cómo/como defenderse
de las acusaciones.
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