La ofensa no es
algo objetivo. La ofensa no es algo sobre lo que se pueda legislar con
precisión porque es enormemente subjetiva. Todo en el mundo puede ser
interpretado o reinterpretado, en algunos casos sobreinterpretado, para que sea
ofensivo. Y hay gente que se especializa, además, en sentirse ofendida por lo
que diga cualquier otro, y que reinterpreta el mundo en términos de su propia
ofensa. ¿Cómo puede ser, cómo podríamos aceptar en una sociedad razonable, que
la ofensa de una persona fuera el límite de la libre expresión de otra?; no
podríamos hablar. Todo lo que diga usted, piénselo, puede ser interpretado como
una ofensa por otro... El derecho a no ser ofendido no existe.
1 comentario:
ASÍ TE JUSTIFICAS VIEJO GROSERO
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