John Ray (1627-1705)
*El hombre de ninguna
manera tiene la constitución de un ser carnívoro. La cacería y voracidad no son
naturales para él. El hombre no tiene ni los dientes filosos y puntiagudos ni
garras para descuartizar a su presa. Al contrario, sus manos están hechas para
coger fruta, moras y vegetales, sus dientes son apropiados para masticarlos.
*Todo lo que necesitamos
para alimentarnos, para restaurarnos y complacernos nos lo provee en abundancia
la tienda inagotable de la Naturaleza. Qué dulce, agradable e inocente visión
es una mesa frugalmente servida y que diferencia de una comida compuesta de
carne de animal humeante y muerta. En resumen, nuestros huertos nos ofrecen
todas los deleites imaginables mientras los rastros y carnicerías están llenos
de sangre congelada y un hedor abominable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario