viernes, 10 de abril de 2015

Reflexiones e Ideas - John Stuart Mill (1806-1873)

[Refiriéndose a su padre]...Su aversión a la religión, en el sentido usualmente atribuido al término, era de la misma índole que la de Lucrecio: la miraba con el sentimiento debido, no a un mero engaño intelectual, sino a un gran mal moral. La consideraba como el mayor enemigo de la moralidad: en primer lugar, porque erigía excelencias ficticias -creencia en credo, sentimientos devotos, ceremonias, ajenos al bien de la especie humana-, y aceptadas en sustitución de las genuinas virtudes. Pero sobre todo por enviciar radicalmente la norma moral, haciéndola consistir en realizar la voluntad de un ser sobre el que prodiga la mayor adulación; pero al que en puridad de verdad pinta como eminentemente odioso.

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