La persona que desarrolle un alto grado de paciencia, nunca esperará nada de nadie, y no porque sea desconfiada, sino porque sabe cómo estar en el centro y que ella es el centro. Así pues, para conseguir silencio, por ejemplo, no espantaría a los pájaros que estuvieran haciendo ruido. Para estar tranquilo, no pararía el movimiento del aire o del impetuoso arroyo, sino que los aceptaría y sería consciente del silencio. Tan sólo hay que aceptarlos como parte de la instauración del silencio.
Todo el asunto se reduce a estar en el centro todo el tiempo y no esperar que otra persona o la situación actúen en nuestro lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario