-Es un honor, Excelencia, pero no
soy digno de ello.
-¿Rechazas un mandato real?
-No tengo elección, majestad. Un
juez debe ser un hombre puro y justo.
-Cierto.
-Bien, he dicho que no soy digno.
Si estoy diciendo la verdad, entonces no debería ser juez, y si estoy
mintiendo, entonces ¿cómo un mentiroso va a convertirse en juez supremo?
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