Un día, Nasrudin se fue a comprar un burro. La feria de los
asnos estaba en su momento álgido entre una multitud de campesinos. En medio
del barullo reinante, oyó afirmar a alguien:
-¡Aquí no hay más que burros y
campesinos! Nada más.
-¿Eres campesino tú también? – le preguntó Nasrudin.
-¿Yo? No...
-¡Entonces,
no me digas más! – ironizó Nasrudin.
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