El maestro y el
discípulo emprendieron un apacible paseo por el campo al atardecer. Caminaban
tranquilamente, uno al lado del otro, en silencio. De súbito, el discípulo
interrogó a su mentor:
-¿Puedes instruirme en la verdad?
El maestro preguntó:
-¿Escuchas el trino de los pájaros y el rumor del torrente?
-Sí, maestro, los escucho -repuso el discípulo.
Y el maestro dijo:
El maestro preguntó:
-¿Escuchas el trino de los pájaros y el rumor del torrente?
-Sí, maestro, los escucho -repuso el discípulo.
Y el maestro dijo:
-Entonces, amigo mío, no tengo nada que
enseñarte.
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