El hombre cree que al darle a todo el mundo lo que considera
lo mejor, llegará un día a conseguir una Humanidad perfecta.
Pero no es ése el sentido de las cosas.
La Naturaleza no evoluciona hacia la primacía de los mejores
(¿mejores según qué criterio, por otra parte?).
La Naturaleza basa su energía en la diversidad. Necesita que
unos sean buenos y otros malos, locos, desesperados, deportistas, enfermizos,
jorobados, con labio leporino, alegres, tristes, inteligentes, idiotas,
egoístas, generosos, pequeños, grandes, negros, amarillos, rojos,
blancos...Aprovecha todas las religiones, todas las filosofías, todos los
fanatismos, todas las corduras...El único peligro es que una cualquiera de
estas especies sea eliminada por otra.
...La Naturaleza odia la uniformidad y ama la diversidad.
Quizás ahí sea donde radica su genio.
*Extraído del libro “Las hormigas”
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