Las niñas no deben aspirar a que un príncipe azul las bese
para despertarse, ni a que un caballero las salve para cambiar sus vidas
miserables, ni mucho menos a que un hombre sea el protagonista de sus
vidas y la razón de su existir. Los niños tampoco deben aspirar a ser
superhéroes, ni a ser proveedores únicos de seguridad y bienes, ni crearse la
imagen de que las mujeres son seres frágiles, dependientes y que sólo buscan
seguridad económica.
*Extraído de la colección “Antiprincesas” de Editorial
Sudestada (Chirimbote)
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