El mundo físico es creación del hombre; cada ser humano crea su propia versión del mundo, su realidad particular, su experiencia vital única. Así como el artista contempla su obra para ver lo que tiene valor y lo que carece de él, el ser humano, cuya vida se crea a través de su propio canal, puede obtener valiosa información sobre sí mismo observando su creación. Al mirar la obra maestra en constante desarrollo que es nuestra vida, comprendemos quiénes somos y nos damos cuenta de lo que nos queda por aprender.
Conforme andamos el camino, creamos nuestra vida; por consiguiente, nuestras experiencias y necesidades nos ofrecen un reflejo instantáneo y continuo de nosotros mismos. El mundo externo es como un gigantesco espejo que refleja tanto nuestro espíritu como nuestra forma con gran claridad y precisión. Si aprendemos a examinarlo, a percibir y a interpretar su reflejo, contaremos con un instrumento fundamental.
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