Nasrudín fue sorprendido en el granero comunal mientras trasegaba el trigo desde las bolsas de sus vecinos a la suya. Fue llevado ante el juez.
-Soy
un tonto, afirmó. No sé diferenciar el trigo ajeno del mío.
-Entonces,
¿por qué no echó su trigo en las bolsas de los otros?, preguntó el juez.
-¡Ah!,
pero sí se diferenciar mi trigo del ajeno. ¡Tan tonto no soy!
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