- Papá, ¿tú crees en fantasmas?
- Oh, sí, hijo mío.
- ¿De verdad? No lo habría imaginado.
- Oh, no… no en los fantasmas de
tipo humano, no, en absoluto. Mira hacia arriba, hijo mío, y observa el cielo
lleno de ellos.
- ¿Las estrellas, papá? No te entiendo.
- Cada estrella es un sol tan
grande y tan brillante como el nuestro. Sólo imagínate lo lejos que te tienes
que ir para que el sol parezca tan pequeño y tan apagado como una estrella. La
luz de las estrellas viaja muy rápido, más rápido que cualquier otra cosa, pero
no infinitamente rápido. A la luz le lleva tiempo llegar hasta nosotros. En el
caso de las estrellas más cercanas, su luz tarda años en llegar, la luz de
otras tarda siglos. Algunas estrellas están tan lejos que su luz tarda eones en
llegar hasta nosotros. Para cuando la luz de algunas estrellas llega hasta
aquí, ya están muertas. De esas estrellas, solo vemos sus fantasmas.
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