sábado, 1 de febrero de 2020

Reflexiones e Ideas - Frases del cómic “Watchmen” - Alan Moore (1953-) - Dave Gibbons (1949-)


-Un hombre va al médico. Dice que está deprimido. Dice que la vida le parece implacable y cruel. Dice que se siente solo en un mundo amenazante, donde lo que le aguarda es vago y confuso.
El médico dice: “El tratamiento es sencillo. Esta noche actúa un gran payaso en la ciudad, Pagliacci; vaya a verle, eso le animará”.
El hombre rompe a llorar. Dice: “Pero doctor...yo soy Pagliacci”.

-Tal vez el mundo no sea una creación. Tal vez nada lo sea. Tal vez simplemente esté ahí. Lo haya estado y lo siga estando siempre...un reloj sin artífice.

-Las cosas tienen su forma en el tiempo, no solo en el espacio. Hay bloques de mármol que alojan estatuas en su interior, incrustadas en su futuro.

-Vivimos nuestras vidas porque no tenemos nada mejor que hacer. Nos inventamos una razón después.

-Nacemos del olvido; tenemos hijos, tan condenados al infierno como nosotros; volvemos al olvido. No hay nada más.

-La existencia es azar. No tiene ningún patrón salvo el que imaginamos al haber pasado demasiado tiempo mirándola. Ningún significado, salvo el que elegimos imponerle.

-No hay futuro, no hay pasado. El tiempo es simultáneo, una joya de intrincada estructura que el ser humano insiste en ver únicamente faceta por faceta, cuando el diseño entero resulta visible desde todas ellas.

-Mucha gente tiene vidas desastrosas, sin ningún resultado visible, pero...¿no tenemos alguna importancia para el universo más allá de eso? Es decir, tan solo la existencia de vida...¿no es algo significativo ya?

-Los acontecimientos con probabilidades tan infinitesimales de ocurrir que son prácticamente imposibles, como que el oxígeno se convierta espontáneamente en oro, son milagros termodinámicos.
Y aún así, en cada emparejamiento humano, cientos de millones de espermatozoides compiten por un solo óvulo. Si multiplicamos esas probabilidades por incontables generaciones, si las contraponemos a las probabilidades de que nuestros ancestros siguieran con vida; se conocieran; tuvieran ese hijo en concreto; esa hija exactamente...hasta que nuestra madre se una a un hombre, y de esa unión, de los cientos de millones de niños que compiten por la fertilización, seas tú, y solamente tú, el que emergió...eso, es la cumbre de la improbabilidad. Destilar una forma tan específica, a partir de ese caos de improbabilidades, se parece a convertir el aire en oro.

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