A Juan le encanta disfrutar de una
buena mesa y a Mariana le da mucho placer cocinar. El plato preferido de Juan
es el jamón al horno, la pata entera asada lentamente.
Al saberlo Mariana, decide
consultar por la mejor receta posible para agasajar a su amado con su manjar
preferido. Se acuerda de que madre cocina muy bien este platillo y le pide la
receta. Recibe las instrucciones del caso y pone manos a la obra.
Cuando lleva el jamón a la mesa,
Juan se da cuenta de un detalle y le hace una pregunta:
-
"¿Por qué le cortaste la punta?. ¡Es la parte que más me gusta!"
Mariana piensa un momento y le
responde:
-
"Bueno, mi madre me dio la receta y decía que había que cortarle la punta
al jamón para cocinarlo"
-
"¡Qué extraño!", responde Juan. "Justamente es la parte que más
me gusta y no entiendo por qué habría que quitarla."
Con esta duda en mente, días
después Mariana le pregunta a su madre el porqué de tener que cortarle la punta
la jamón. La madre piensa un momento y sólo tiene una respuesta:
-
"Tu abuela siempre cocinó el jamón de esta manera, siempre le cortó la
punta. Creo que mejor le preguntas a la abuela para saber el motivo."
Sin perder tiempo y queriendo
descubrir el misterio del jamón al horno, Mariana llama a su abuela y le
pregunta:
-
"Abuela, por qué siempre le cortas la punta al jamón antes de
cocinarlo?"
La abuela, sorprendida por lo
obvio de la pregunta le responde:
-
"¡Porque mi horno es muy pequeño, y el jamón no cabe entero!"
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