Había una vez dos amigos que al mismo tiempo eran vecinos.
Un día uno le pidió al otro cinco mil ducados prestados, prometiendo
devolvérselos el jueves de la otra semana.
Llegó la noche del miércoles y quien había pedido prestado,
no podía dormir. Estaba intranquilo, muy nervioso. Su mujer, al ver esto, le
preguntó:
-¿Qué te pasa, Moshe?
El marido le contestó:
-Pasa, que le he pedido
prestados cinco mil ducados a Jacobo y le prometí pagárselos mañana.
Lamentablemente, no pude reunir el dinero y esto me molesta tanto, que ni
siquiera me deja dormir.
-Espera -le dijo la
mujer.
Se acercó a la ventana y llamó a su vecino Jacobo. Este se
levantó y le preguntó medio dormido:
-¿Qué pasa, Rivka?
-Sabes, -contestó ella- que
mi marido debería devolverte mañana los cinco mil ducados que tú le prestaste.
Bueno, pues tengo que avisarte que no podrá pagarlos por el momento.
Cerró la ventana con mucho apuro y volviéndose hacia su
marido, le dijo:
-Ahora, será él quien no
podrá dormir.
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