martes, 2 de enero de 2018

Cuentos cortos - Contrabandeo (Cuento Sufí)

Un guardia fronterizo, solo en el desierto, ve todos los días pasar a Nasrudín camino al país vecino con un caballo que porta dos grandes bolsas. Sospechando un contrabando, lo detiene y le ordena abrir las bolsas, pero solo encuentra arena.
Al día siguiente vuelve a aparecer Nasrudín, y, más desconfiado aún, vuelve a ordenarle abrir las alforjas para encontrarse solo con ramas secas.
Un nuevo día, un nuevo paseo de Nasrudín y ante la requisitoria del guardia, solo aparece paja en los morrales.
Sigue pasando Nasrudín y la incómoda situación se repite, semana tras semana, mes tras mes, año tras año.
Hasta que llega el día en que el guardia decide retirarse a disfrutar en paz de su ancianidad. Ese último día vuelve a pasar Nasrudín, como siempre llevando de la brida al caballo. Esta vez el guardia vuelve a detenerlo, pero para confesarle sus sospechas de siempre. Aún más, tan intrigado está, que le promete a Nasrudín que, si le dice la verdad y esta verdad era la que temía, lo dejaría marchar en tranquilidad y no lo denunciaría. Y para su sorpresa, Nasrudín admite que sí, que todos esos años estuvo contrabandeando debajo de sus narices. Asombrado, entonces el guardia le pregunta ansioso qué era lo que contrabandeaba ya que él, por mucho empeño que puso, jamás había podido encontrar nada.
Y Nasrudín le responde:
           -Caballos.

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