Cuando David estaba siendo perseguido por el Rey Saúl, en un
momento de desesperación, cuando no encontraba escapatoria, entró en una de las
cuevas de la zona.
En ese instante una araña, se acercó y dibujó en la entrada
una telaraña con la forma de dos triángulos superpuestos, uno de ellos
invertido.
El rey Saúl y sus soldados seguían el rastro de David muy de cerca. Al llegar a la zona donde el futuro rey de Israel se había ocultado, buscaron y revisaron en todo lugar, pero no lo encontraron. Pasaron por la cueva donde David estaba escondido.
Al notar la telaraña, los soldados de Saúl pensaron que, en tan breve tiempo, ninguna araña hubiera podido tejer semejante telaraña, y si David estuviera escondido en aquella cueva, debería haber tenido que destruir la tela para ingresar.
El rey Saúl y sus soldados seguían el rastro de David muy de cerca. Al llegar a la zona donde el futuro rey de Israel se había ocultado, buscaron y revisaron en todo lugar, pero no lo encontraron. Pasaron por la cueva donde David estaba escondido.
Al notar la telaraña, los soldados de Saúl pensaron que, en tan breve tiempo, ninguna araña hubiera podido tejer semejante telaraña, y si David estuviera escondido en aquella cueva, debería haber tenido que destruir la tela para ingresar.
Al ser que la telaraña con esa forma de estrella de seis
puntas se encontraba intacta, intuyeron que David no estaba allí, y continuaron
su búsqueda por otros lugares.
De esta forma David se salvó.
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