Un anciano sabio se paseaba con tres de sus
discípulos por el huerto del monasterio. Viendo un caracol que devoraba
una lechuga el primer discípulo lo aplastó con el pie.
El segundo dice entonces:
“Maestro,
¿no es pecado aplastar esta criatura?”.
El maestro le responde:
“Tienes
razón, así es”.
El discípulo que pisó el caracol explica
entonces:
“Pero él se
estaba comiendo nuestra comida".
El maestro le contesta:
“Tienes
razón”.
El tercero queda sorprendido por la respuesta
del sabio y protesta:
“Pero
maestro, ambos dicen cosas contradictorias, no pueden los dos estar en lo
cierto”.
Y el maestro le responde:
“Tú también
tienes razón”.
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