Aquel día hubo un gran incendio en la selva. Todos los
animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí
empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las
jirafas, los elefantes... todos miraban al colibrí asombrados pensando qué
demonios hacía yendo hacia el fuego. Hasta que uno de los animales, por fín, le
preguntó:
-¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos
que huir del fuego.
El colibrí le contestó:
-En medio de la selva hay un
lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio.
Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle:
-Estás loco, no va a servir para
nada. Tú solo no podrás apagarlo.
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió:
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió:
-Es posible, pero yo cumplo con
mi parte.
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