Ignorantes son aquellos que
sólo ven un camino para llegar a la cima de la montaña. Más ignorantes son aún
aquellos que tratan de imponer su camino.
No hay dos hombres iguales,
como no hay dos hojas iguales: aunque pertenezcan a un mismo árbol, cada una
capta el sol de una forma y sin embargo todas sirven al árbol. Pero muchos
ignorantes entre los hombres tratan de dar normas para captar el sol y muchos
entre ellos crean leyes para llegar hasta él. No saben que esas leyes pueden
servir a los que las crearon, mas a otros pueden cortarles sus pasos.
El hombre sabio, por ser
sabio, comprende la situación de cada uno, y en esa situación trata de llevarle
la calma. No lo activa, sino que hace que él se active. No le impone, sino que
hace que él se imponga. No lo alimenta, sino que hace que él se alimente.
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