-La ética
no es una colección de normas, es una sensibilidad.
-La ética o la moral deben de entenderse no solo como la realización de unas cuantas acciones buenas, sino como la formación de un alma sensible.
-La ética siempre apunta a mejorar lo que hay y, por tanto, a una cierta perfección. Lo que está fuera de lugar es la utopía si ésta se entiende como la descripción del ser o de la sociedad perfecta. No sabemos qué es ser perfecto, solo podemos conocer algunas imperfecciones.
-La indiferencia hacia el bien común es un defecto tanto de la política como de la sociedad civil. La formación que tenemos dentro de una economía que fomenta el egoísmo, la competitividad y los beneficios materiales hace personas muy individualistas que ponen por delante el interés privado, el interés corporativo; y aquí también pienso en el interés partidista de los partidos políticos. Ese interés privado elimina casi totalmente el bien común, que en política es absolutamente fundamental. Uno de los defectos de nuestra democracia, que es muy partidista, es no pensar en el bien común, no pensar más allá de las próximas elecciones, de modo que los proyectos siempre son a corto plazo.
-La ética o la moral deben de entenderse no solo como la realización de unas cuantas acciones buenas, sino como la formación de un alma sensible.
-La ética siempre apunta a mejorar lo que hay y, por tanto, a una cierta perfección. Lo que está fuera de lugar es la utopía si ésta se entiende como la descripción del ser o de la sociedad perfecta. No sabemos qué es ser perfecto, solo podemos conocer algunas imperfecciones.
-La indiferencia hacia el bien común es un defecto tanto de la política como de la sociedad civil. La formación que tenemos dentro de una economía que fomenta el egoísmo, la competitividad y los beneficios materiales hace personas muy individualistas que ponen por delante el interés privado, el interés corporativo; y aquí también pienso en el interés partidista de los partidos políticos. Ese interés privado elimina casi totalmente el bien común, que en política es absolutamente fundamental. Uno de los defectos de nuestra democracia, que es muy partidista, es no pensar en el bien común, no pensar más allá de las próximas elecciones, de modo que los proyectos siempre son a corto plazo.
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