-No hagas nada que sea vergonzoso, ni en
presencia de nadie ni en secreto. Sea tu primera ley… respetarte a ti mismo.
-No puedo enseñar nada a nadie. Sólo puedo hacerles pensar.
-Para decir la verdad, poca elocuencia basta.
-Para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones.
-Para encontrarte, piensa por ti mismo.
-Preferid, entre los amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os envidian.
-Prefiero el conocimiento que la riqueza, ésta puede ser transitoria, lo otro es perpetuo.
-Sé amable con todo el mundo, pues cada persona libra algún tipo de batalla.
-No puedo enseñar nada a nadie. Sólo puedo hacerles pensar.
-Para decir la verdad, poca elocuencia basta.
-Para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones.
-Para encontrarte, piensa por ti mismo.
-Preferid, entre los amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os envidian.
-Prefiero el conocimiento que la riqueza, ésta puede ser transitoria, lo otro es perpetuo.
-Sé amable con todo el mundo, pues cada persona libra algún tipo de batalla.
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