-Me estoy acostando con la esposa
del rabino. ¿Puedes distraerlo en la sinagoga una hora después del servicio?
A Jacobo no le gusta mucho la idea, pero David es su amigo
de toda la vida, así que acepta, un poco molesto.
Después del servicio, se acerca al rabino y le hace todo
tipo de preguntas tontas, sólo para entretenerlo. Después de un tiempo, el
sabio rabino se da cuenta de que hay algo más, así que le pregunta a Jacobo qué
es lo que realmente quiere.
Jacobo, lleno de remordimiento y culpa, le confiesa al
rabino:
-Mi amigo está con su esposa y me
pidió que lo entretuviera un rato.
El rabino sonríe, le pone una mano amigable en el hombro y
le contesta:
-Creo que tienes que irte
corriendo a tu casa. ¡Mi esposa murió hace dos años!
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