Un viejo indio se encontraba una
noche compartiendo con su nieto parte de su sabiduría. El niño lo escuchaba
maravillado, cargado de orgullo y respeto por todo lo que su abuelo conocía.
Siempre pasaban tiempo juntos.
Pero aquel sería un día importante para el pequeño, pues aprendería una lección
que jamás olvidaría.
– Toda persona libra una lucha
constante en su interior: una terrible pelea entre dos lobos – comenzó el viejo
indio.
– ¿Dos lobos? – preguntó con
curiosidad genuina el pequeño
– Dos. Uno es el mal. Es el miedo,
la ira, la envidia, el resentimiento, el orgullo, la codicia, el ego, la
mezquindad, la arrogancia, la autocompasión y la culpa. Pero el otro lobo es
bueno. ¡Es alegría, paz, amor, esperanza, bondad, generosidad, verdad y fe! –
le explicó el mayor.
– Y… ¿qué lobo gana, abuelo? – Le
preguntó el muchacho, con los ojos llenos de emoción.
– Siempre ganará el lobo que tú
decidas alimentar…
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