miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cuentos cortos - Los cuatro mercaderes (Cuento árabe)

Cuatro mercaderes muy amigos en una racha de buena fortuna consiguieron vender el total de sus mercancias en una sola jornada y para celebrarlo decidieron resfrescarse en una casa de baños regentada por una anciana viuda.
Antes de entrar y para evitar malentendidos los cuatros hombres dejaron dicho a la anciana que a no ser que los cuatro estuvieran presentes no les entregase el dinero, así evitarían robos entre ellos y la anciana accedió.
Sucedió que mientras se bañaban se dieron cuenta que faltaba el jabón y uno de ellos decidió salir a pedírselo a la anciana.
–Vengo de parte de mis compañeros para que me dé el dinero- dijo el pícaro a la pobre anciana.
–Eso no puede ser, no puedo daros el dinero hasta que los cuatro estéis presentes y de mutuo acuerdo.
El mercader se acercó a la puerta de los baños y gritó a sus compañeros:
–La vieja no quiere dármelo si vosotros no me dais permiso…así que gritadlo para que se oiga…
-Sí, vieja, dáselo, dáselo y pronto- contestaron los tres mercaderes que creían que hablaban del jabón.
La anciana, pues, confundida le entregó el dinero al pícaro que escapó de allí como alma que se lleva el diablo.
Al salir del baño y entender lo sucedido los tres mercades estafados y enfadados decidieron culpar a la anciana y llevarla a juicio para meterla en prisión como única culpable del robo.
El día antes del juicio la anciana no cabía en sí de pena y se puso a llorar en la puerta de su casa…
-¿Por qué lloras noble anciana? La interrumpió un niño pequeño que la miraba triste.
-Déjame con mi pena, mañana iré a juicio y acabaré con mis viejos huesos en la cárcel.
-Anciana, si me cuentas tu problema y te doy una solución ¿Me darás una moneda para comprar avellanas?
-Si  me das una respuesta -sonrió la anciana ante la dulzura del niño- la tendrás.
-De acuerdo -dijo el niño tras oír la historia- mañana te presentarás al juez con estas palabras:
-“Señor Juez, ellos me confiaron el dinero a condición de que no se lo entregara a no ser que los cuatro estuviesen presentes; así que, si consiguen reunirse con su colega y vienen a pedírmelo los cuatro, yo se los devolveré”.
Al día siguiente, el juez dejó libre de cargos a la anciana, ante la rabia de los tres mercaderes.
El niño, cuentan, que llegó a ser unos de los grandes consejeros de la corte.

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