Un campesino que no tenía con qué alimentar a su familia se
acordó un día de desesperación de la costumbre que prometía una fuerte
recompensa al que fuera capaz de desafiar y vencer al maestro de una escuela de
espadas.
Aunque no había tocado un arma en su vida, el campesino
desafió al maestro más famoso de la región. El día fijado, delante de un
publico numeroso, los dos hombres se enfrentaron.
El campesino, sin mostrarse nada impresionado por la reputación
de su adversario, lo espera a pie firme, mientras que el maestro de espadas
estaba un poco turbado por tal determinación.
-¿Quién será este hombre?,
pensaba. Jamás ningún villano hubiera tenido el valor de desafiarme. ¿No será
una trampa de mis enemigos?
El campesino, acuciado por el hambre, se adelantó
resueltamente hacia su rival. El maestro dudaba, desconcertado por la total
ausencia de técnica de su adversario. Finalmente, retrocede movido por el
miedo. Antes incluso del primer asalto, el maestro siente que será vencido.
Bajó su espada y dijo:
-Usted es el vencedor. Por
primera vez en mi vida he sido batido. Entre todas las escuelas de espadas, la
mía es la más renombrada. Es conocida con el nombre de “La que en un solo gesto
lleva diez mil golpes”. ¿Puedo preguntarle, respetuosamente, el nombre de su
escuela?
-La escuela del hambre -respondió
el campesino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario