La meditación
misma se encarga del propósito. No es que la meditación se practique para algo,
sino que se ocupa del objetivo. Normalmente, en todo lo que hacemos hay un
objetivo, pero la idea fundamental de la meditación es desarrollar un modo
totalmente distinto de ocuparse de las cosas en el que no hay objetivo alguno.
De hecho, la meditación se ocupa de la cuestión de si existe o no lo que
llamamos propósito. Y cuando se aprende una manera diferente de enfrentarse a
las situaciones, ya no hay que tener un propósito, ya no se está de camino a
ninguna parte. O mejor dicho, se está al mismo tiempo de camino y en el punto
de llegada.
Podría
decirse que es una fusión con la realidad, porque la realidad está ahí todo el
tiempo...
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