El segundo dice entonces: “Maestro, ¿no es pecado aplastar esta criatura?”.
El maestro le responde: “Tienes razón, así es”.
El discipulo que pisó el caracol explica entonces: “Pero él se estaba comiendo nuestra comida"
El maestro le contesta: “Tienes razón”.
El tercero queda sorprendido por la respuesta del sabio y protesta: “Pero maestro, ambos dicen cosas contradictorias, no pueden los dos estar en lo cierto”.
Y el maestro le responde: “Tú también tienes razón”.
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