Bankei se calló y le preguntó qué quería decir.
El sacerdote, comenzó a alardear que el fundador de su religión podía realizar actos milagrosos, como dejar de respirar durante muchos días, andar por el fuego sin quemarse o permanecer sentado sin moverse muchos meses seguidos.
Orgulloso y satisfecho con su exposición, le preguntó a Bankei: ¿Qué prodigios puede usted hacer?
Bankei contestó: "Apenas uno, cuando estoy con hambre como y cuando estoy con sed, bebo".
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