Después de varios meses, el sha visitó las lujosas
habitaciones de Nasrudín en el palacio.
-Dime, oh santo venerado, ¿qué
palabras has escuchado de labios de Alá?
-Solo las últimas serán de
interés para vos, alteza. Alá acaba de susurrarme algo al oído.
-¿Qué te ha dicho?
-Acaba de decirme que tenga
cuidado con lo que digo, para poder quedarme en el Paraíso que Él ha encontrado
para mí.
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